Yo no soy Joyce: Blacksad vol.4

jueves, 11 de noviembre de 2010

Blacksad vol.4


5 años después de Alma Roja Díaz y Guarnido vuelven a lanzar otra historia de el detective gatuno y con el mismo, o incluso mayor, éxito que los anteriores (supongo que debido a la gran espera y expectación), demostrando un nivel mucho mayor que en sus 3 anteriores obras.

Nos trasladamos a Nueva Orleans. Blacksad ha vuelto a ser contratado para encontrar a un músico de jazz de altísimo nivel. Su manager y amigo, Fausto La Chapelle quiere encontrarlo, temiendo por el consumo del artista de las drogas y la desesperación en la que lleva ya demasiado tiempo, y teme que puedan arrastrarle a la muerte. Blacksad junto con Weekly deberán adentrarse en la oscura y demente ciudad de Nueva Orleans, siguiendo todas las pistas, para poder resolver el puzzle, llegando como siempre, a poner en riesgo sus vidas.

Gran trabajo realizan estos dos españoles. Siguiendo todos los pasos de la novela negra, sin necesidad de innovar cuando se siguen bien, vuelven a conseguir una obra de suspense muy interesante.Al conocer ya bastante bien a Blacksad, esta vez Díaz simplemente sigue el camino marcado con anterioridad y nos muestra al que, parece, se convertirá en compañero de andanzas, Weekly, que en este volumen se perfila más su personaje, convirtiéndolo en algo importante para la obra. Pero sin duda el personaje que más importancia cobra es la ciudad, que de convertirse a mero escenario, pasa a ser hilo conductor y actor de primer orden, con su caos y su vida. Por cierto al final del todo parece que quieren como dejar caer que pronto conoceremos mucho más del detective y de su vida anterior a la que conocemos.

El que más demuestra su maestría es sin duda el dibujante, Guarnido, enfrentándose con valentía a las grandes escenas y saliendo victorioso. Haciendo de Nueva Orleans un universo colorido crea el ambiente/personaje perfecto para una trama desquiciada y frenética.También es interesante como rinde tributo a los grandes iconos, o grandes reflejos, de la ciudad, como las dos apariciones de Ignatius Reilly, o la recreación de la casa de Un tranvía llamado deseo. En ciertos momentos se puede oler cierto aroma de la experiencia Disney del dibujante, sobre todo en la representación de algunas expresiones cómicas.

Sin pretensiones de ningún tipo, estos dos españoles vuelven a plasmar lo mejor de la novela negra en la novela gráfica para conseguir un gran cómic y una gran obra.

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