Yo no soy Joyce: La ciudad de los extravíos de Jaime Fernández

lunes, 8 de noviembre de 2010

La ciudad de los extravíos de Jaime Fernández


La ciudad de los extravíos
Jaime Fernández

Cuando uno ha viajado a Venecia siempre le quedará en la cabeza esa ciudad embrujada, que no era una ciudad, no la típica ciudad, era otra cosa. Con callejuelas estrechas que desembocan en ricos palacios o en rincones bucólicos escondidos del mundo. Un lugar donde está patente el poder que tuvo y donde late ya la muerte de la propia urbe que se resigna a desaparecer.

Jaime Fernández toma como excusa que El mercader de Venecia de William Shakespeare y La muerte en Venecia de Thomas Mann fueron escritas tomando como telón de fondo la ciudad italiana para hacer un análisis exhaustivo de las mismas, entrando en cada detalle para poder aportar una comprensión mucho más allá de la que se puede tener al terminar de leer las obras.

El mercarder de Venecia es la primera obra sobre la que se trabaja. En ella, todos los aspectos que tienen o puedan tener relación con el ambiente o con los personajes son minuciosamente analizados en busca de respuestas o, simplemente, de exponer los hechos de una manera más concisa y real: la actitud de Antonio en busca del amor y reverencia de Bassanio, la inquebrantable rectitud y necesidad de venganza de Shylock, las diferencias entre Venecia y Belmont,... Analizando la Historia, tanto precedente como consecuente, el autor no deja nada al aire, aunque a veces pueda pecar de un poco de subjetivismo, al hacer deducciones que parecen más personales que sacadas en conclusión. Sin duda el personaje más imporante de esta obra es Shylock y así lo demuestra el escritor haciendo más hincapie en este y su ambiente que en el resto de personajes. El tema judío, su importancia en Europa y sobre el mismo pueblo es lo que termina apareciendo en primer plano como objeto de una investigación mayor, confrotándolo con el mundo cristiano y las actitudes de los unos creyentes contra otros.

En La muerte en Venecia, sin embargo, se analiza el enfrentamiento entre el "arte por el arte" y "el arte utilitario", y de norte contra sur. Aschenbach es un ejemplo del trabajo dedicado al arte, una vida estricta al servicio del arte que lucha por volver a sus raíces, la creación del arte por el simple hecho de hacerlo. A través de esta confrontación el autor estudia la mentalidad alemana de los siglos XIX y XX, e incluso precedentes, de superioridad moral y ética, y de su necesidad de crear un vínculo entre la Antigüedad clásica y el momento, en lo que parece un intento de aportar un motivo por lo que Europa vivió en 30 años las dos contiendas más desgarradoras de la historia. Además analiza las diferencias ficticias creadas entorno al sur, un lugar sensual y erótico, donde lo racional y moral son dejados a un lado para vivir las mayores experiencias de la carne.

Al acercase uno a este libro espera encontrarse con algo más de las calles de Venecia pues Visiones venecianas de Shakespeare y Thomas Mann es un subtítulo que eso parece indicar, pero en vez de ello nos encontramos que Venecia es un simple nexo de unión para analizar dos obras maestras de la literatura universal, en la que en una sólo sirve de ambientación y en otra de prototipo. Pero aparte de ello, la posibilidad de leer un estudio minucioso y cuidado de dos novelas que sin más dejaríamos al terminarlas, hace que nos encontremos con capas mucho más profundas y enriquecedoras, con la posibilidad de conocer niveles subyacentes en las obras que nos hacen entender realmente por qué son consideradas obras de tal magnitud.

Sin duda es esta ciudad del Véneto un imán para los autores, con esa oscura atmósfera, del poder pasado y la belleza ajada. Símbolo de lo que fue y pudo ser, de lo perdido y del triste futuro. Es obvio por qué al buscar un ambiente que predisponga a la desesperación los autores actuales acudan a ella. Con Shakespeare saboreamos una Venecia poderosa, rica, y orgullosa. Con Mann, más bien, olemos la pobreza y la muerte.

Es recomendable que si vas a empezar a leer La ciudad de los extravíos  hayas leído antes los dos textos a los que refiere (si no lo has hecho ya), y si por un casual no te apeteciera leer este ensayo, las  dos novelas casi son obligatorias. Por cierto, la obra de Mann será el próximo post y si quieres más sobre Venecia échale un vistazo a esto.

1 comentario:

  1. Gracias, Pablo, por tu atenta lectura y tus comentarios. Habrá que volver a Venecia ¿no?

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