Yo no soy Joyce: Arenas movedizas de Junichiro Tanizaki

lunes, 14 de febrero de 2011

Arenas movedizas de Junichiro Tanizaki






Una especial atención he tenido siempre hacia el mundo oriental y su cultura, especialmente la japonesa, y como es lógico su literatura es ahora centro de mi atención.

Kakiuchi Sonoko es una viuda japonesa que pasados muchos años le cuenta a un escritor cómo pasó todo y el por qué del fin que tuvo la historia. Kakiuchi, cuando era joven, casada, conoció a una joven bellísima de la cual se sintió profundamente atraída. La bella Mitsuko también se fijó en ella y así comenzaron un romance, lejos de los posibles escándalos que una relación de ese tipo podría tener en una sociedad como la japonesa, y ocultándose de todos sus conocidos. Pero Mitsuko no es tan inocente y pura como aparenta y la situación se complicará enormemente.

Ya hemos hablado de El amor en los tiempos del cólera, sobre el amor platónico, puro y honesto. Ahora es el turno del amor en su faceta más oscura, el amor que se asienta sobre los celos, y las envidias, ese amor que sienten personas manipuladoras y egoístas que no ven más allá de su propio interés y que emponzoñan la existencia de quienes les rodean. Así mismo se trata sobre la humillación que desprenden las personas manipuladoras y seductoras capaces de cualquier cosa con tal de obtener lo que desean y que usan a la persona que le ama en su beneficio y sin consideración alguna. Y cómo no, se habla de ese amor que termina haciendo perder el juicio a quien lo siente y que es incapaz de darse cuenta de la situación de autodestrucción en la que se encuentran  por el mero espejismo del amor y de la recompensa que este ofrece.

Un estilo distinto al que estamos acostumbrados de los escritores de Occidente, más sencillo pero que trasmite una fuerza considerable al ser leído. Una escritura sutil y elegante que habla simplemente de lo que quiere hablar. Tengo ganas de leer más de este japonés.

PD: llevo una racha de descubrimientos literarios genial a ver si sigo así y no tropiezo con alguna "piedra".

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