Yo no soy Joyce: La casta de los Metabarones de Jodorowsky y Giménez

jueves, 30 de septiembre de 2010

La casta de los Metabarones de Jodorowsky y Giménez

Esta semana os traigo una novela gráfica de las que a mi más me gustan, ciencia ficción, ejércitos y poderes que arrasan planetas.

Alejandro Jodorowsky creó hace tiempo un personaje al que poco a poco iría dotando de más profundidad, entidad y orígenes. Así  comenzó  La casta de los Metabarones, un árbol genealógico futurista, pero con tintes antiguos,que Juan Giménez lo convierte en real con la utilización del lápiz.

En un universo distante o este mismo, hace mucho tiempo o dentro de millones de años. Con la mutilación de un hijo por su padre comienza el rito de iniciación del que será el próximo metabarón, un título que lleva consigo el dolor, la muerte y el poder más absoluto.  Cinco metabarones son retratados en este voluminoso tomo, que comienza con el primero de ellos, en cómo y por qué se convirtió en ese ser tan poderoso y por qué buscó continuar su estirpe, problema con el que se deberán enfrentar sus descendientes. Buscar un hijo capaz de soportar las más duras penurias para poder heredar el título al matar a su padre será el más penoso de sus cometidos.

Mitología y futurismo mezcla Jodorowsky para crear una de las sagas de ciencia ficción más importantes escritas hasta la fecha. Luchas de naves espaciales con duelos a espada, conversaciones metafísicas con los más burdos diálogos, hacen de esta obra una gigantesca pieza de arte e increíblemente fascinante de leer. Siempre que una gran obra se escribe necesita tener por lo menos un gran dibujante para poder recrear esa atmósfera y  el universo de la trama y nadie más acertado en este caso que Juan Giménez. El dibujante tiene un dominio increíble tanto de rasgos como de ambientación, con un dibujo tan característico y personal que consigue que uno siempre sea capaz de identificar sus obras, y que en este caso deja asombrado con su poderosa imaginación.

El precio de este librazo es alto (unos 45 euros) pero cuando uno lo toma en sus manos, nota el peso, y ojea los dibujos y lee alguna que otra línea sabe que no va a perder el dinero. Yo sin duda lo recomiendo y sé que uno acierta al llevárselo.

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