Yo no soy Joyce: El príncipe destronado de Miguel Delibes

lunes, 7 de junio de 2010

El príncipe destronado de Miguel Delibes




El príncipe destronado
Miguel Delibes


Cuando el pasado marzo murió este reconocidísimo escritor me di cuenta de que casi no lo conocía, que las únicas veces que me había acercado a su obra había sido mediado por profesores, y con una edad de 16 años, más o menos, es normal que terminara detestándolo. Menos mal que rectificar es de sabios... o eso dicen.

Con unos límites muy marcados el autor describe una realidad tan global como la España del franquismo y de la posguerra. Un niño de apenas 3 años, encerrado en casa, vive un día de su vida o intenta vivirla y divertirse siempre y cuando los adultos le dejen. No siempre lo que quieren los niños es lo mejor para ellos (esto también va para los adultos).

Aunque es el niño el protagonista es más bien un conductor de toda la atmósfera que le rodea, un espejo inocente que refleja una realidad que no comprende pero que nosotros entenderemos a la perfección, casi demasiado bien. Pero será un espejo que reflejo lo que tiene delante,  sólo leeremos sobre aquello que el niño oiga, si algo no le interesa nosotros no podremos hacer nada. Delibes desarrolla una forma de narrar que otros best sellers han intentado pero no con tanta maestría y perfección, por muchos millones que vendan.

Los problemas que nuestro pequeño protagonista no entiende serán las grandes diferencias de clase, e ideológicas, la vergonzosa superioridad del hombre frente a una mujer atada de pies y manos que aun con formas de pensar es relegada a la sumisión con esas palabras tan absurdas: la mujer a la cocina. Se atisbará ese fanatismo religioso y se hará un guiño al fanatismo hacia el régimen sin contestación.

Leer este libro ha sido como revivir una época de mi vida. Esa forma de educar, de plantear los problemas y de solucionarlos creo que nos englobó a todos los españoles no hace tanto tiempo. El ir leyendo el día del crío me ha hecho recordar, si no mi propia infancia, si la de primos y hermanos, con lo que creo que he conseguido mantener viva en mi recuerdo la mía.

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