Yo no soy Joyce: La carretera de McCarthy

martes, 23 de febrero de 2010

La carretera de McCarthy

La semana pasada terminé este libro y la verdad es que si aun no he escrito es por que no sé que pensar de él, no tengo ninguna reacción ni positiva ni negativa.


El mundo se ve arrasado por el fuego, fuego nacido de una explosión y tras ella el mundo se ha vuelto salvaje, brutal, el hombre vuelve a ser un animal, aunque con un cerebro capaz de ser aun más salvaje y cruel. En este mundo tan brutal un padre y su hijo deben de sobrevivir.
Siguiendo las carreteras hacia el sur en busca de algo donde poder aferrarse ante la desesperación y la muerte, y sobre todo que pueda protegerlos ante la avalancha de desgracias que deben soportar cada día.


En un estilo bastante sencillo y sin ninguna floritura estilística el autor nos presenta un mundo gris, que podemos ver sin siquiera intentarlo (es el típico paisaje que queda tras un incendio, gris, triste, sin vida). Y en este color nos movemos por toda la novela, con una tristeza y una sin razón tan amargante como desagradable. Sin duda la tristeza es la tónica predominante en toda la trama: un padre solitario que se enfrenta a sí mismo para poder defender a su hijo de la vida pero una vida que ha perdido toda su lógica y una sociedad que antes le intentaba defender pero que ahora, si queda, intenta matarlo para devorarlo. Un padre que desea proteger la inocencia de un niño que sólo ha conocido ese mundo y no sabe nada del mundo antes. El niño ha perdido a su madre, el mundo sólo desea comérselo y despertarse con el más ligero sonido es para él un día normal.


McCarthy intenta revolver la sociedad actual utilizando el extremismo pero con notas muy reales: empezamos a vivir un sentimiento global de tristeza, amargura, ya no el terror y el pánico de la Guerra Fría, no vivimos el escepticismo de los años 90, parece ser que la sensación global ahora mismo es de pena, de perdida de rumbo. Mientras que en No es país para viejos nos muestra como las nuevas generaciones matan con su fuerza e ideas a las antiguas, La carretera nos da entender que las nuevas generaciones viven el mundo con unos ojos que ya no buscan nada, que simplemente esperan lo que tenga que venir, todo está ya decidido, no nos queda más que sobrevivir y luchar por nuestra integridad tanto moral como física. Algo más grande que nosotros nos dice que es lo que tenemos que hacer y ante eso no hay nada más que decir, agachar la cabeza y seguir caminando esperando encontrar en ese camino marcado algo que de sentido a nuestros pasos.


La idea de un mundo oscuro se ha visto reflejada en una serie de películas, libros, series..., muy oscuras, con ideas de una dureza y una brutalidad que se está generalizando. Los superheroes que antes veíamos con coloridos trajes y momentos divertidos ahora se han convertido en seres mucho más reales con unas historias que ya no son los antiguos finales felices que llegan sino la muerte del héroe, la supervivencia del malo e incluso, simplemente, nada. 

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