Se llamaba Francesco Monteiro Rossi, era de origen italiano. Colaboraba en nuestro periódico con artículos y necrológicas. Había escrito textos sobre grandes escritores de nuestra época, como Majakoskji, Marinetti, D´Annunzio, García Lorca. Sus artículos no han sido todavía publicados, pero quizás lo sean algun día. Era un chico alegre, que amaba la vida y que sin embargo estaba llamado a escribir sobre la muerte, trabajo para el cual no se sentía preparado. Y esta noche la muerte ha ido a buscarlo. Ayer por la noche, mientras cenaba con el director de la página cultural del "Lisboa", el doctor Pereira que escribe este artículo, tres hombres armados irrumpieron en el apartamento. Se identificaron como policía política, pero no exhibieron ningún documento que avalara su palabra. Se excluye que fueran verdaderos policías, por que estaban vestidos de paisano y por que se desea que la policía de nuestro pais no use estos métodos. Era gentuza que actuaban con la complicidad de no se sabe quien, y estaría bien que las autoridades investigaran sobre este repugnate suceso. Los guiaba un tipo delgado y bajo, con bigote y barba, al que los otros dos llamaban comandante. Los otros dos fueron llamados por el nombre varias veces por su comandante. Si los nombres no eran falsos estos se llamaban Fonseca y Lima, dos hombres altos y robustos, de piel oscura, con pinta de poco inteligentes. Mientras el hombre delgado y bajo mantenía bajo el cañón de la pistola a quien escribe este artículo, Fonseca y Lima llevaron a Monteiro Rossi al dormitorio para interrogarlo, según ellos mismo declararon. Quien escribe este artículo oyó golpes y gritos sofocados.Después los dos hombres dijeron que el trabajo estaba hecho. Los tres hombres abandonaron rápidamente el apartamento de quien escribe amenazándolo de muerte si divulgaba algo. Quien escribe entró en el dormitorio y no pudo hacer nada más que confirmar la muerte del joven Monteiro Rossi. Estaba lleno de sangre, y los golpes, infligidos con una porra o con la culata de la pistola, le habían fracturado el craneo. Su cadaver se encuentra actualmente en el segundo piso de Rua da Saudade número 22, en casa de quien escribe este artículo. Monteiro Rossi era huérfano y no tenía parientes. Estaba enamorado de una chica bonita y dulce de la cual no conocemos el nombre. Sólo sabemos que tenía el cabello color cobre y que amaba la cultura. A esta chica, si nos lee, le damos nuestras condolencias más sinceras y nuestro más afectuoso saludo. Invitamos a las autoridades competentes a vigilar atentamente estos episodios de violencia que bajo su sombra, y quizás con la complicidad de algunos, han sido perpetrados hoy en Portugal.
Sostiene Pereira
Antonio Tabucchi
Es un artículo que saldría en un periódico portugués durante la dictadura salazarista y que Tabucchi expone en su magnífica obra.
ResponderEliminarEste texto me parece una joya y por ello he querido ponerlo aquí, por su fuerza, su belleza y su amor, que se trasnmite con cada palabra.
Es mi primera traducción y espero que se me perdone si he cometido alguna falta o no se trasmite bien la idea.
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ResponderEliminarquien fue el grosero?
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