Yo no soy Joyce: Cuentos (Siruela) de Dostoievski

martes, 25 de mayo de 2010

Cuentos (Siruela) de Dostoievski




Cuentos
Fiódor Dostoievski


Esta es la segunda reseña que hago de este genial ruso, la primera fue sobre El jugador,  pero creo que es bastante lógico habiendo declarado ya la profunda veneración que siento hasta este autor y su obra.





En este caso es la editorial Siruela la encargada de publicar este libro; una recopilación en orden cronológico de grandes cuentos. 18 cuentos magníficos que, situados en orden de publicación, nos permiten  observar mejor la evolución tanto en la escritura como en el alma del autor. Lo más doloroso, para mí, es ver como ese joven de 24 años era capaz de escribir cuentos increíbles mientras yo no consigo cruzar más de dos frases sin parecer un loco.

Siendo tantos cuentos como son prefiero destacar los que a mi parecer merecen un tratamiento especial no sólo por su calidad literaria sino por mostrar una sensibilidad especial o por poseer simplemente algo que merece ser leído:

El corazón débil consigue atraparte en una atmósfera de celos, de locura, de sin razón que en ningún momento se es capaz uno de agarrarse a algo para saber de que está ocurriendo. Es un cuento donde desde una sencilla lucidez, tras una decisión importante, se pierde completamente la razón y el ser se adentra en la más oscura locura.

El ladrón honrado es grande por esa creencia de la que es portadora en la que todo hombre, aun en la miseria, puede ser bueno y puede luchar por su honor y orgullo. Esta creencia, sobre todo la creencia en la felicidad es algo que en toda la obra de Dostoievski va a ir desapareciendo con el tiempo y que se ve muy claramente en estos cuentos.

Las noches blancas tiene para mí un cariño especial y creo que merece una edición en solitario, como hace la editorial Acantilado o Fórcola de libros muy pequeños pero muy cuidados. El amor es sólo una ilusión que consigue sacarnos de la apatía y de la tristeza.y que puede convertirse en algo más tangible si la otra persona y el universo así lo quieren, pero sino es algo triste y doloroso además de decepcionante.

El cocodrilo no es que tenga nada especial en su escritura, me gusta por que más allá de la fantasía que se vive en el texto, se observa  y analiza la idiosincrasia del pueblo ruso, su apatía, su necesidad de órdenes para actuar y ese escepticismo que encontraremos en todas las obras del ruso. Una incapacidad crónica de actuar ante la novedad y ante la urgencia, incapacidad o desinterés.

El niño con la manita es especialmente triste y conmovedor, de esos cuentos que uno ve y siente como el autor debió vivir una situación parecida, a lo mejor no vivir pero si ver y hacer propia. Es el cuento más duro pero sin duda el más hermoso de los 18 de esta edición.

El resto de los relatos no es que no merezcan ser comentados pues son todos algo grande, pero en un post de un blog como este no creo necesario hacerlo.

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