Yo no soy Joyce: Un corazon de oro en un mundo de mierda (el Mundo)

miércoles, 4 de febrero de 2009

Un corazon de oro en un mundo de mierda (el Mundo)

Un casero rebaja el alquiler a sus inquilinos por la crisis

  • Durante 12 meses, los inquilinos pagarán 50 euros menos por su vivienda
  • El propietario es un barcelonés de 75 años que quiere seguir en el anonimato
  • 'Carajo, las cosas van subiendo y todo el mundo debe contribuir', asegura

No era publicidad, no era una broma ni un juego, no tenía que escribir cientos de mensajes de móvil para recibir un premio que vale menos que lo que cuesta enviar los sms, y no, tampoco estaba bajo los focos de un programa de cámara oculta. Simplemente, alguien había pensado que podía hacerle la vida un poco más fácil y lo más sorprendente es que era a cambio de nada.

Esta peculiar historia, que poco de noticia tendría en otra coyuntura y entre seres menos egoístas que los humanos, tiene un protagonista que ruega seguir siendo anónimo. Se llama Manuel y pide que ni una letra más.

Tiene 75 años y se extraña al ser localizado por un periodista porque no cree haber acometido gesta alguna y porque la reducción ni siquiera le parece "una cantidad impresionante". "Si hubiera rebajado 100 ó 200 euros", añade al otro lado del teléfono este jubilado que vive de la renta que le proporcionan dos pisos y una tienda que tiene alquilada en el distrito barcelonés de Horta-Guinardó. No es rico, pero "es verdad que no tengo problemas económicos", reconoce Manuel, que trabajó en una caja de ahorros durante años y es profesor mercantil, lo que equivaldría en la actualidad a tener la carrera de económicas.

Preguntado por el motivo de su decisión, el hombre responde con toda la naturalidad: "Carajo, las cosas van subiendo y todo el mundo debe contribuir". No lo dice de forma reivindicativa porque no se siente legitimado para aconsejar a nadie, lo que, dicho de otra forma, se conoce como humildad.

No pensó demasiado lo que podía hacer, así que descolgó el teléfono y contactó con Fincas Gandia, los administradores de los pisos que posee para que se pusieran manos a la obra.

Con fecha de 1 de enero, remitieron una carta a las inquilinas en la que comunicaban que el casero les iba a rebajar 50 euros mensuales durante un año. Manuel, nacido en Barcelona y de padres aragoneses, se mostró sorprendido de que una de ellas le hubiera telefoneado para darle las gracias. A Charo le pareció que era lo mínimo que podía hacer tras el gesto de su casero.

"No paran de anunciar la crisis en la que estamos", explica Manuel, que asegura que, entre otros pasatiempos, ocupa el tiempo en "leer los periódicos, también alternativos poque tengo curiosidad y me gusta tener una opinión de lo que pasa". Por eso, está más que informado de la situación económica en la que se ve envuelta el país. Una crisis, que de haber unos cuantos cientos de anónimos manueles, seguro que sería mucho menos grave.



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