Cuando leí el título no pude evitar acordarme de La verdad sobre el caso Savolta y una vez comencé a leerlo los recuerdos eran continuos. Claro está que la obra de Sciascia está basada en un caso real y el de Eduardo Mendoza no. Esta es una obra que divulga la incomprensible falta de rigor en la investigación sobre un supuesto caso de suicidio.
El 14 de julio de 1933 es encontrado muerto el escritor francés Raymond Roussel, y en menos de un día se declara que ha sido un suicidio y se cierra la investigación. Lo primero que resalta Sciascia es que en un país donde la burocracia era mortalmente lenta es desconcertante que un crimen sea resuelto tan rápido. Así comienza el autor a ir paso a paso demostrando las pistas que no se siguieron y que dan a entender que pudo haber algo más que un suicidio.
La primera parte del libro es la simple exposición de hechos, mostrando cómo se desarrollaron las cosas dentro de la policía y del aparato judicial, haciendo hincapié el autor en los datos que faltan y que fallan para una investigación completa. En ningún momento da algo más que eso, dejando las hipótesis y teorías para otros. La segunda, a cargo de Julio Reija (también es el traductor), es una pequeña oda a Sciascia y a su intento de mostrar la realidad más allá de la realidad socializada, un tributo a las obras que escribió buscando que la gente de la calle se diera cuenta de toda la basura y mentira que las cabezas dirigentes les hacían tragar sin siquiera ser cuestionados.
Este libro es más un reconocimiento al italiano que una obra de este. Una pequeña forma de conocer a otro autor en la que se suman tanto una de sus obras como un análisis moral y ético de este.
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