Yo no soy Joyce: Dostoievski

domingo, 11 de enero de 2009

Dostoievski


Fascinado por el gran ruso Dostoievski, por su forma de expresar en palabras al ser humano, de transformar la filosofía, los sentimientos en grandes obras literarias. Así es como me siento, así es como estoy cuando leo alguna de sus obras, no puedo más que dejarme arrastrar por sus palabras, entrar en su mundo y permitirle que organice el mío a medida que se desarrollan las vidas de los personajes.
Los Hermanos Karamazov ha sido la piedra angular sobre la que parte de mi filosofía personal se ha desarrollado, sobre la que toda mi creencia del ser humano y de Dios se ha convertido en fortaleza inexpugnable de mi ser. Y por ahora es, muy posiblemente, el mejor libro que he leido. No por su historia, que no es nada especial, cómo un padre puede llegar a ser detestado por sus hijos, sus personajes no muestran nada de especial, son simples hombres, como cualquiera de nosotros. Lo increible e incomparable es la cantidad de filosofía y sicología que emana de sus páginas. Lo que ha convertido esta obra en algo tan importante para mi es la cantidad de veces que tuve que parar de leer para pensar lo que decía, la similitudes con las que me encontraba en mi vida personal. Seguramente sea el segundo libro que relea (tengo que ser muy cuidadoso con que elijo volver a leer, no hay tiempo material en la vida para leer todo).

Otra cosa que me fascina de su obra es lo fácil que podemos llegar a creer que se escribe en nuestra sociedad actual. Ver como las situaciones podrían darse ahora. Como un padre cree que sus hijos son demasiado "radicales"; como los problemas sociales existen, con pocos matices, como exisitieron a lo largo del siglo XIX; una mujer se enamora de un hombre y lo trata como sería tratado ahora, y como ese hombre es incapaz de entender nada de lo que esa mujer hace, pues él también la ama y necesita alguna respuesta.

Como dijo Herman Hesse:

"Debemos leer a Dostoievski cuando nos encontremos en un mal momento, cuando hayamos apurado hasta las heces nuestra capacidad de sufrimiento y sintamos que la vida es una herida infinita, abierta y abrasadora, cuando respiremos el aire de la desesperación y hayamos muerto mil muertes de desesperanza. Entonces, cuando solos y desamparados miremos la vida desde el dolor y ya no la comprendamos en toda su salvaje crueldad, cuando ya no esperemos nada, entonces estaremos preparados para oír la música de este poeta terrible y maravilloso."

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